Presencia

Querido Señor, hoy vengo a ti,
Llena mi corazón y todo mi ser
con la maravilla de tu presencia.

Libertad

Es tan fácil quedar atrapado
con los adornos de la riqueza en esta vida.
Concédeme, Señor, ser libre
de la codicia y el egoísmo.
Recuérdame que las mejores cosas de la vida son gratis:
Amor, risas, cariño y compartir.

Conciencia

Padre celestial, gracias porque tu amor nunca falla y porque tus misericordias son nuevas cada mañana. Que nunca deje de acudir a ti con mis necesidades, con mi amor.

La Palabra de Dios

³⁹En esos días María se levantó y fue apresuradamente a la región montañosa, a una ciudad de Judá; ⁴⁰ y entró en casa de Zacarías y saludó a Elisabet.⁴¹ Y aconteció que cuando Elisabet oyó el saludo de María, la criatura saltó en su vientre; y Elisabet fue llena del Espíritu Santo,⁴²y exclamó a gran voz y dijo: ¡Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre! ⁴³¿Por qué me ha acontecido esto a mí, que la madre de mi Señor venga a mí? ⁴⁴Porque he aquí, apenas la voz de tu saludo llegó a mis oídos, la criatura saltó de gozo en mi vientre. ⁴⁵ Y bienaventurada la que creyó que tendrá cumplimiento lo que le fue dicho de parte del Señor.

Inspiración

La alabanza de Isabel a María y a su hijo sigue teniendo voz cada vez que rezamos el Ave María. Hay una gran diferencia entre decir oraciones y rezar oraciones. Toda verdadera oración se dirige a una persona. Cada vez que decimos "Ave María", María nos atiende inmediatamente.

Iluminada por el Espíritu Santo, Isabel reconoce en María a la Madre de su Dios. El Espíritu Santo está siempre activo en todo lo que Dios quiere. Es el mismo Espíritu que ha hablado a través de los profetas. Debemos rezar a menudo al Espíritu Santo para que ilumine y guíe nuestra vida y para servir a Dios en paz y alegría.

Conversación

Me tranquilizo una vez más después de escuchar la Palabra de Dios. ¿Qué me gustaría llevarme a mi día? ¿Qué quiero recordar de la lectura de hoy?

Conclusión

Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo,
Como era en un principio,
ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Amén