Presencia

Que mi corazón se regocije y se alegre
en este tiempo de oración.
Recuérdame a menudo las grandes
bendiciones que me has concedido, oh Dios mío.

Libertad

Señor, guíame siempre
para hacer tu santa voluntad,
sabiendo que tu fuerza
a través me llevará.

Conciencia

Dios, en tu presencia amorosa desenvuelvo el día pasado,
empezando desde ahora y mirando atrás, momento a momento.
Recojo toda la bondad y la luz, en agradecimiento.
Atiendo a las sombras y a lo que me dicen,
buscando tu sanación, conocimiento y perdón.

La Palabra de Dios

¹En el principio era el Verbo, y el Verbo estaba con Dios, y el Verbo era Dios. ²El estaba en el principio con Dios. ³Todas las cosas fueron hechas por medio de Él, y sin Él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho. ⁴En Él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres. ⁵Y la luz brilla en las tinieblas, y las tinieblas no la comprendieron.

⁶Vino al mundo un hombre enviado por Dios, cuyo nombre era Juan. ⁷Este vino como testigo, para testificar de la luz, a fin de que todos creyeran por medio de él. ⁸ No era él la luz, sino que vino para dar testimonio de la luz. ⁹Existía la luz verdadera que, al venir al mundo, alumbra a todo hombre.^,

¹⁰En el mundo estaba, y el mundo fue hecho por medio de Él, y el mundo no le conoció. ¹¹A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron. ¹²Pero a todos los que le recibieron, les dio el derecho de llegar a ser hijos de Dios, es decir, a los que creen en su nombre, ¹³que no nacieron de sangre, ni de la voluntad de la carne, ni de la voluntad del hombre, sino de Dios.

^14YY el Verbo se hizo carne, y habitó entre nosotros, y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad. ¹⁵Juan dio testimonio de Él y clamó, diciendo: Este era del que yo decía: «El que viene después de mí, es antes de mí, porque era primero que yo». ¹⁶Pues de su plenitud todos hemos recibido, y gracia sobre gracia.^{, 17}Porque la ley fue dada por medio de Moisés; la gracia y la verdad fueron hechas realidad por medio de Jesucristo. ¹⁸Nadie ha visto jamás a Dios; el unigénito Dios, que está en el seno del Padre, Él le ha dado a conocer.

Inspiración

Hoy comenzamos el Evangelio de Juan con su Prólogo, que solía leerse al final de la Misa. Escrito hacia finales del siglo I, este evangelio es fruto de una gran reflexión teológica. La divinidad de Jesús se pondrá de relieve en todo momento y leemos que toda la creación viene a través de Jesús. Él es la luz que viene a un mundo oscurecido.

En la Encarnación, nuestro Dios se ha hecho uno de nosotros y es como nosotros en todo menos en el pecado. Ahora, en nuestra oración, podemos relacionarnos con él como lo haríamos con un amigo y hermano muy cercano. Nos ama y anhela que nuestra amistad con él crezca.

Conversación

Imagino ahora a una de las Personas de la Trinidad ante mí, Padre, Hijo o Espíritu Santo, la que me venga más naturalmente a la imaginación, y mantengo una conversación de corazón a corazón sobre lo que acabo de leer o lo que estoy sintiendo y experimentando hoy en mi vida.

Conclusión

Doy gracias a Dios por estos pocos momentos que hemos pasado juntos a solas y por cualquier detalle que se me haya dado sobre el texto.

Amén