Presencia

Me detengo un momento
y reflexiono sobre la presencia vivificante de Dios
en cada parte de mi cuerpo, en todo lo que me rodea,
en toda mi vida.

Libertad

«Déjame aquí libremente solo, En la celda donde nunca brilló la luz del sol. Si nunca nadie me hablara, Este silencio dorado me hace libre». Parte de un poema escrito por un prisionero del campo de concentración de Dachau

Conciencia

¿Cómo me encuentro hoy?
¿Dónde estoy con Dios? ¿Con otros?
¿Tengo algo que agradecer? Entonces doy las gracias.
¿Hay algo que lamento? Entonces pido perdón.

La Palabra de Dios

²⁹Al día siguiente vio a Jesús que venía hacia él, y dijo: He ahí el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo. ³⁰Este es aquel de quien yo dije: «Después de mí viene un hombre que es antes de mí porque era primero que yo». ³¹Y yo no le conocía, pero para que Él fuera manifestado a Israel, por esto yo vine bautizando en agua. ³²Juan dio también testimonio, diciendo: He visto al Espíritu que descendía del cielo como paloma, y se posó sobre Él. ³³Y yo no le conocía, pero el que me envió a bautizar en agua me dijo: «Aquel sobre quien veas al Espíritu descender y posarse sobre Él, este es el que bautiza en el Espíritu Santo». ³⁴ Y yo le he visto y he dado testimonio de que este es el Hijo de Dios.

Inspiración

Juan el Bautista era alguien que estaba muy en sintonía con el Espíritu Santo. Estaba bendecido por Dios, que le había encomendado su misión, y el Espíritu Santo le reveló de un modo especial que Jesús era verdaderamente el Hijo de Dios.

En el Evangelio de Juan (14,21) Jesús ha prometido que se nos revelaría. Pedimos la gracia de abrirnos a su cumplimiento de esta promesa a través de nuestra fidelidad a la oración diaria de corazón.

Conversación

¿Qué sentimientos, preguntas, dudas o inspiraciones despierta en mí el Evangelio de hoy? ¿Puedo traer todo lo que siento y pienso a Jesús, como si realmente estuviera aquí conmigo?

Conclusión

Doy gracias a Dios por su don de amor
Mientras voy con alegría y esperanza
Para servir a Su pueblo.

Amén