Presencia

Cada momento está vivo con la gloriosa presencia de Dios. A medida que me entrego más y más a la comunión íntima con Aquel que me creó, descubro que sencillamente no tengo tiempo para preocuparme.

Libertad

Señor, con mucha frecuencia pienso que soy yo quien tiene el control de mi vida.
Ayúdame a ver que soy impotente ante tantas cosas.
Te pido la gracia de poder entregarte mi vida
Y experimenta la alegría de esa libertad.

Conciencia

¿Cómo me siento realmente? ¿Alegre? ¿Pesado de corazón?
Puedo estar muy en paz, feliz de estar aquí.
También puedo sentirme frustrado, preocupado o enfadado.
Reconozco cómo estoy en realidad. Es al verdadero yo a quien ama el Señor.

La Palabra de Dios

²³Y aconteció que un día de reposo Jesús pasaba por los sembrados, y sus discípulos, mientras se abrían paso, comenzaron a arrancar espigas. ²⁴Entonces los fariseos le decían: Mira, ¿por qué hacen lo que no es lícito en el día de reposo? ²⁵Y Él les dijo: ¿Nunca habéis leído lo que David hizo cuando tuvo necesidad y sintió hambre, él y sus compañeros, ²⁶cómo entró en la casa de Dios en tiempos de Abiatar, el sumo sacerdote, y comió los panes consagrados que no es lícito a nadie comer, sino a los sacerdotes, y dio también a los que estaban con él? ²⁷Y Él les decía: El día de reposo se hizo para el hombre, y no el hombre para el día de reposo. ²⁸Por tanto, el Hijo del Hombre es Señor aun del día de reposo.

Inspiración

Jesús, en su humanidad, sabe lo que es tener hambre y sed, y aprueba las acciones de David. Nuestra religión no debe convertirse nunca en una religión de lo que hay que hacer y lo que no hay que hacer, sino en una religión en la que confiemos cada vez más en la amorosa providencia de nuestro Dios.

Las normas judías hechas por el hombre sobre la observancia del sábado eran una fuente frecuente de disputas entre Jesús y los líderes religiosos judíos. Jesús siempre buscó el bien de las personas, por lo que la observancia del sábado es para nuestro beneficio. Dios no necesita nuestra adoración para su felicidad, pero nosotros tenemos necesidad de Dios. Lo reconocemos dedicando tiempo a la oración.

Conversación

Imagino ahora a una de las Personas de la Trinidad ante mí, Padre, Hijo o Espíritu Santo, la que me venga más naturalmente a la imaginación, y mantengo una conversación de corazón a corazón sobre lo que acabo de leer o lo que estoy sintiendo y experimentando hoy en mi vida.

Conclusión

Doy gracias a Dios por estos pocos momentos que hemos pasado juntos a solas y por cualquier detalle que se me haya dado sobre el texto.

Amén