Presencia

Querido Señor, hoy vengo a ti,
Llena mi corazón y todo mi ser
con la maravilla de tu presencia.

Libertad

Gracias Dios por mi libertad.
Que use este don para hacer lo que pueda
por aquellos que están oprimidos o agobiados.

Conciencia

Estoy rodeado de tu presencia amorosa, Señor,
Pero soy consciente de mi fragilidad y debilidad.
Gracias porque puedo afrontar mis defectos
En tu abrazo misericordioso.

La Palabra de Dios

¹Comenzó a enseñar de nuevo junto al mar; y se llegó a Él una multitud tan grande que tuvo que subirse a una barca que estaba en el mar, y se sentó; y toda la multitud estaba en tierra a la orilla del mar. ²Les enseñaba muchas cosas en parábolas; y les decía en su enseñanza: ³ ¡Oíd! el sembrador salió a sembrar; ⁴y aconteció que al sembrar, una parte de la semilla cayó junto al camino, y vinieron las aves y se la comieron. ⁵Otra parte cayó en un pedregal donde no tenía mucha tierra; y enseguida brotó por no tener profundidad de tierra. ⁶Pero cuando salió el sol, se quemó; y por no tener raíz, se secó. ⁷Otra parte cayó entre espinos, y los espinos crecieron y la ahogaron, y no dio fruto. ⁸Y otras semillas cayeron en buena tierra, y creciendo y desarrollándose, dieron fruto, y produjeron unas a treinta, otras a sesenta y otras a ciento por uno. ⁹Y Él decía: El que tiene oídos para oír, que oiga.

¹⁰Cuando se quedó solo, sus seguidores junto con los doce, le preguntaban sobre las parábolas. ¹¹Y les decía: A vosotros os ha sido dado el misterio del reino de Dios, pero los que están afuera reciben todo en parábolas; ¹²para que viendo vean pero no perciban,

y oyendo oigan pero no entiendan, no sea que se conviertan y sean perdonados.

¹³ Y les dijo: ¿No entendéis esta parábola? ¿Cómo, pues, comprenderéis todas las parábolas? ¹⁴El sembrador siembra la palabra. ¹⁵ Y estos que están junto al camino donde se siembra la palabra, son aquellos que en cuanto la oyen, al instante viene Satanás y se lleva la palabra que se ha sembrado en ellos. ¹⁶Y de igual manera, estos en que se sembró la semilla en pedregales son los que al oír la palabra enseguida la reciben con gozo; ¹⁷pero no tienen raíz profunda en sí mismos, sino que solo son temporales. Entonces, cuando viene la aflicción o la persecución por causa de la palabra, enseguida tropiezan y caen. ¹⁸Otros son aquellos en los que se sembró la semilla entre los espinos; estos son los que han oído la palabra,¹⁹pero las preocupaciones del mundo, y el engaño de las riquezas, y los deseos de las demás cosas entran y ahogan la palabra, y se vuelve estéril. ²⁰Y otros son aquellos en que se sembró la semilla en tierra buena; los cuales oyen la palabra, la aceptan y dan fruto, unos a treinta, otros a sesenta y otros a ciento por uno.

Inspiración

Mientras escuchamos las palabras de este Evangelio, nos será útil reflexionar sobre nuestra propia vida y recordar cómo la semilla de la palabra de Dios encontró en nosotros una acogida diferente en distintos momentos. Reconozcamos que, en diversos grados, hemos sido la tierra pedregosa y seca y la tierra espinosa, así como también la tierra buena. Pedimos la gracia de estar abiertos a la obra de Dios en nuestras vidas.

En nuestro bautismo recibimos el don del Espíritu Santo, que nos abrió a recibir la semilla de la Palabra de Dios. Nuestra formación cristiana posterior llevó a la maduración silenciosa de las semillas de nuestra vida cristiana. Pero muchas cosas pueden bloquear el crecimiento de esta vida en nuestro interior. Reflexionemos en la oración dónde pueden haberse marchitado o secado las preciosas semillas por nuestra negligencia, y también dónde han fructificado.

Conversación

Para comunicarnos, no siempre hace falta hablar.
¿Puedo imaginarme sentado tranquilamente con Jesús?
Yo, mirándole en silencio y Él a mí.
¿Cómo me siento?

Conclusión

Lleno de la presencia amorosa de Dios,
Le pido que me bendiga y guíe mis pasos
Mientras voy a hacer Su trabajo en mi vida diaria.

Amén