Presencia

Querido Señor, ayúdame a abrirme a ti
por este momento, dejo a un lado las preocupaciones del mundo.
Llena mis pensamientos de tu paz, de tu amor.

Libertad

Por la gracia de Dios nací para vivir en libertad,
libre para disfrutar de los placeres que Él creó para mí.
Querido Señor, concédeme vivir como tú quieres,
con total confianza en tus cuidados amorosos.

Conciencia

Padre celestial, gracias porque tu amor nunca falla y porque tus misericordias son nuevas cada mañana. Que nunca deje de acudir a ti con mis necesidades, con mi amor.

La Palabra de Dios

¹Él se marchó de allí y llegó a su pueblo; y sus discípulos le siguieron. ²Cuando llegó el día de reposo, comenzó a enseñar en la sinagoga; y muchos que le escuchaban se asombraban, diciendo: ¿Dónde obtuvo este tales cosas, y cuál es esta sabiduría que le ha sido dada, y estos milagros que hace con sus manos? ³¿No es este el carpintero, el hijo de María, y hermano de Jacobo, José, Judas y Simón? ¿No están sus hermanas aquí con nosotros? Y se escandalizaban a causa de El. ⁴Y Jesús les dijo: No hay profeta sin honra sino en su propia tierra, y entre sus parientes, y en su casa. ⁵Y no pudo hacer allí ningún milagro; solo sanó a unos pocos enfermos sobre los cuales puso sus manos. ⁶Y estaba maravillado de la incredulidad de ellos.

Y recorría las aldeas de alrededor enseñando.

Inspiración

• Lo más probable es que ésta fuera la última vez que Jesús pisó su aldea natal, después de que se ofendieran de él por celos o por dureza de corazón. Les había llevado el tesoro de la Buena Nueva y, sin duda, esperaba que le dieran la bienvenida y que curara a los enfermos. En mi propia ceguera, ¿desbarato los planes de Dios de entregarse a mí?
• La sorpresa de sus antiguos compañeros de aldea ante este "nuevo" Jesús dice mucho de lo ordinario que había sido su crecimiento en Nazaret como hijo del carpintero. Para la mayoría de nosotros, nuestras vidas serán corrientes, pero a los ojos de Dios, cada una de ellas es preciosa y única. Le damos gracias por la maravilla de nuestro ser.

Conversación

Imagino ahora a una de las Personas de la Trinidad ante mí, Padre, Hijo o Espíritu Santo, la que me venga más naturalmente a la imaginación, y mantengo una conversación de corazón a corazón sobre lo que acabo de leer o lo que estoy sintiendo y experimentando hoy en mi vida.

Conclusión

Lleno de la presencia amorosa de Dios,
Le pido que me bendiga y guíe mis pasos
Mientras voy a hacer Su trabajo en mi vida diaria.

Amén