Inspiración
En este milagro, hay una intimidad extraordinaria entre Jesús, el Hijo de Dios encarnado, y el ciego, cuando le pone su propia saliva humana en los ojos, casi como un bálsamo, y le devuelve la vista. "Porque soy manso y humilde de corazón". Vamos a Dios viviendo nuestra humanidad.
"Ni siquiera vayas al pueblo". Tras una conversión, que es ver de una forma nueva, no debemos volver a nuestras antiguas formas de vida.