Presencia

Querido Jesús, hoy vengo a Ti, anhelando Tu presencia. Deseo amarte como Tú me amas. Que nunca nada me separe de Ti.

Libertad

Lléname de Tu Espíritu Santo, Señor,
para que tenga libertad interior.
Que Tu Espíritu infunda en mi corazón
el deseo de conocerte y amarte cada día más.

Conciencia

Dios, que pueda descansar en Tu radiante presencia, igual que una flor disfruta la luz y el calor del sol. Gracias por traer luz y calor a mi vida a través de otras personas, de la naturaleza y de Tu Palabra.

La Palabra de Dios

¹⁴ Entonces uno de los doce, llamado Judas Iscariote, fue a los principales sacerdotes, ¹⁵ y dijo: ¿Qué estáis dispuestos a darme para que yo os lo entregue? Y ellos le pesaron treinta piezas de plata. ¹⁶ Y desde entonces buscaba una oportunidad para entregarle.

¹⁷El primer día de la fiesta de los panes sin levadura, se acercaron los discípulos a Jesús, diciendo: ¿Dónde quieres que te hagamos los preparativos para comer la Pascua? ¹⁸Y Él respondió: Id a la ciudad, a cierto hombre, y decidle: «El Maestro dice: “Mi tiempo está cerca; quiero celebrar la Pascua en tu casa con mis discípulos”». ¹⁹Entonces los discípulos hicieron como Jesús les había mandado, y prepararon la Pascua.

²⁰Al atardecer, estaba Él sentado a la mesa con los doce discípulos. ²¹Y mientras comían, dijo: En verdad os digo que uno de vosotros me entregará. ²²Y ellos, profundamente entristecidos, comenzaron a decirle uno por uno: ¿Acaso soy yo, Señor? ²³Respondiendo Él, dijo: El que metió la mano conmigo en el plato, ese me entregará. ²⁴ El Hijo del Hombre se va, según está escrito de Él; pero ¡ay de aquel hombre por quien el Hijo del Hombre es entregado! Mejor le fuera a ese hombre no haber nacido. ²⁵ Y respondiendo Judas, el que le iba a entregar, dijo: ¿Acaso soy yo, Rabí? Y Él le dijo: Tú lo has dicho.

Inspiración

Se nos dice que Judas solía robar del bolso comunitario. Ahora su codicia ha aumentado y quiere aún más dinero. Es aterrador, sobre todo para los consagrados a Dios en la vida religiosa o en el sacerdocio, que a pesar de su privilegiada vocación Judas pudiera pecar tan gravemente. San Pablo, en Filipenses 2, dice a sus conversos: "Trabajad en vuestra salvación con temor y temblor". Todos somos pecadores, siempre necesitados de la misericordia y la gracia de Dios.

Conversación

Jesús solía hacer preguntas a los que acudían a Él.
Permíteme sentirle cerca de mí ahora,
escuchando mi oración y preguntando
«¿En qué puedo ayudarte?»
«¿Qué puedo darte?»
«¿Qué necesitas?»

Conclusión

Doy gracias a Dios por Su don de amor
mientras avanzo con alegría y esperanza
para servir a Su pueblo.

Amén