Domingo 20 Abril •Easter Sunday of the Resurrection of the Lord
Presencia
Jesús espera, silencioso y sin ser visto, para entrar en mi corazón.
Responderé a Su llamada.
Viene con su infinito poder y amor.
Que me llene de alegría en Su presencia.
Libertad
Intento desprenderme de cualquier prejuicio y estrechez de miras
que pueda estar nublando mi visión en este momento presente.
Los entrego al cuidado misericordioso de Dios, para que pueda rezar en libertad, verdad y claridad.
Conciencia
Jesús, gracias por este momento en el que soy consciente de Tu presencia conmigo. Ayúdame a ser cada vez más consciente de Tu presencia en mi vida cotidiana y en todas las personas con las que me encuentro.
La Palabra de Dios
Juan 20:1-9 LBLA1 Y el primer día de la semana María Magdalena fue temprano al sepulcro, cuando todavía estaba oscuro, y vio que ya la piedra había sido quitada del sepulcro. 2Entonces corrió y fue a Simón Pedro y al otro discípulo a quien Jesús amaba, y les dijo: Se han llevado al Señor del sepulcro, y no sabemos dónde le han puesto. 3Salieron, pues, Pedro y el otro discípulo, e iban hacia el sepulcro. 4 Los dos corrían juntos, pero el otro discípulo corrió más aprisa que Pedro, y llegó primero al sepulcro; 5 e inclinándose para mirar adentro, vio las envolturas de lino puestas allí, pero no entró. 6 Entonces llegó también Simón Pedro tras él, entró al sepulcro, y vio las envolturas de lino puestas allí, 7 y el sudario que había estado sobre la cabeza de Jesús, no puesto con las envolturas de lino, sino enrollado en un lugar aparte. 8 Entonces entró también el otro discípulo, el que había llegado primero al sepulcro, y vio y creyó. 9 Porque todavía no habían entendido la Escritura, que Jesús debía resucitar de entre los muertos.
Inspiración
"¡Basta! La Resurrección. ¡Un clarín del corazón! Lejos los jadeantes días sin alegría, el abatimiento. A través de mi hundida cubierta brilló un faro, un rayo eterno". Así escribió el poeta Gerard Manley Hopkins SJ sobre el consuelo de la resurrección. La oscuridad del pecado y de la muerte se rompe para siempre con el "rayo eterno" de la mañana de Pascua. Abrimos nuestros corazones a la alegría de la victoria de Cristo y damos inmensas gracias a Dios.
Jesús había predicho su resurrección de entre los muertos y ahora todo ha cambiado. Ha sido reivindicado en su triunfo sobre los que se le oponían. Todos participamos de la victoria de Jesús, nuestro Hermano, y todas las gracias que podamos necesitar han sido ganadas para nosotros. Como los apóstoles que corrieron al sepulcro, dejemos que la enormidad de este acontecimiento penetre en nuestras almas, mientras nos encontramos ahora con nuestro Salvador en la oración.
Conversación
Que Tu Espíritu Santo me guíe
en todos mis tratos con los demás.
Que utilice el don de la palabra con amabilidad.
Conclusión
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo,
como era en el principio,
es ahora y será siempre,
mundo sin fin. Amén.
Amén
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