Presencia

Me calmo por un momento e intento darme cuenta de que Dios está presente,
Para mí, aquí y ahora. Está presente en lo que hago,
en las personas que conozco y en las situaciones en las que me encuentro a diario.
Me hago presente a Aquel que siempre está presente para mí.

Libertad

Padre celestial, hazme consciente de cualquier carga que lleve hoy y dame la gracia de ponerla a los pies de Tu Cruz y así entrar libremente en este momento de oración.

Conciencia

Señor, Tú estás presente en todas las cosas
y cuando me tomo tiempo para simplemente sentarme y estar contigo,
mi mente descansa
y siento Tu paz.

La Palabra de Dios

¹ En verdad, en verdad os digo: el que no entra por la puerta en el redil de las ovejas, sino que sube por otra parte, ese es ladrón y salteador. ² Pero el que entra por la puerta, es el pastor de las ovejas. ³ A este le abre el portero, y las ovejas oyen su voz; llama a sus ovejas por nombre y las conduce afuera. ⁴ Cuando saca todas las suyas, va delante de ellas, y las ovejas lo siguen porque conocen su voz. ⁵ Pero a un desconocido no seguirán, sino que huirán de él, porque no conocen la voz de los extraños. ⁶ Jesús les habló por medio de esta alegoría, pero ellos no entendieron qué era lo que les decía.

⁷ Entonces Jesús les dijo de nuevo: En verdad, en verdad os digo: yo soy la puerta de las ovejas. ⁸ Todos los que vinieron antes de mí son ladrones y salteadores, pero las ovejas no les hicieron caso. ⁹ Yo soy la puerta; si alguno entra por mí, será salvo; y entrará y saldrá y hallará pasto. ¹⁰ El ladrón solo viene para robar y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia.

Inspiración

Sólo Jesús es la verdadera puerta del redil. Ha habido muchos otros falsos profetas y falsos Mesías, como Jesús profetizó que habría. A través de la fidelidad a Él en nuestra oración y en cómo vivimos nuestra vida cristiana, llegamos poco a poco a reconocer su voz en nuestros corazones. El lenguaje de Dios es el silencio y el amor, y tenemos que aprender a escucharle en nuestro interior. Se trata de estar presentes a su Presencia con nosotros.

Conversación

Imagino ahora a una de las Personas de la Trinidad ante mí, Padre, Hijo o Espíritu Santo, la que me venga más naturalmente a la imaginación, y mantengo una conversación de corazón a corazón sobre lo que acabo de leer o lo que estoy sintiendo y experimentando hoy en mi vida.

Conclusión

Doy gracias a Dios por estos pocos momentos que hemos pasado juntos a solas y por cualquier detalle que se me haya dado sobre el texto.

Amén