Presencia

Al entrar en este momento de oración, tomo conciencia de mi respiración, que es el regalo sustentador de vida que Dios me hace. Me permito respirar un poco más despacio, profunda y suavemente durante un par de momentos.

Libertad

Si Dios estuviera tratando de decirme algo, ¿lo sabría?
Si Dios me tranquilizara o me desafiara, ¿me daría cuenta?
Pido la gracia de ser libre de mis propias preocupaciones
y abierto a lo que Dios pueda estar diciéndome.

Conciencia

Querido Señor, disponme hoy para escuchar y recibir Tu Palabra. Que dé mucho fruto en mi vida y en la de los demás.

La Palabra de Dios

¹Entonces llamando a sus doce discípulos, Jesús les dio poder sobre los espíritus inmundos para expulsarlos y para sanar toda enfermedad y toda dolencia. ²Y los nombres de los doce apóstoles son estos: primero, Simón, llamado Pedro, y Andrés su hermano; y Jacobo, el hijo de Zebedeo, y Juan su hermano; ³Felipe y Bartolomé; Tomás y Mateo, el recaudador de impuestos; Jacobo, el hijo de Alfeo, y Tadeo; ⁴Simón el cananita, y Judas Iscariote, el que también le entregó.

⁵A estos doce envió Jesús después de instruirlos, diciendo: No vayáis por el camino de los gentiles, y no entréis en ninguna ciudad de los samaritanos. ⁶Sino id más bien a las ovejas perdidas de la casa de Israel. ⁷ Y cuando vayáis, predicad diciendo: «El reino de los cielos se ha acercado».^,

Inspiración

En presencia de Jesús, mientras caminaba entre nosotros, el reino de Dios se acercó a nosotros. Él sigue caminando con nosotros y nos invita a ser sus ojos, sus manos, su voz y sus pies para llevar a los demás la Buena Noticia del reino. Recemos la Oración de Santa Teresa de Ávila: "Cristo no tiene más cuerpo que el tuyo, ni más manos, ni más pies en la tierra que los tuyos. Tuyos son los ojos con los que mira compasivamente a este mundo. Tuyos son los pies con los que el camina para hacer el bien. Vuestras son las manos con las que bendice a todo el mundo. Tú eres su cuerpo. Cristo no tiene ahora más cuerpo que el tuyo, ni más manos ni pies en la tierra que los tuyos. Amén".

Conversación

Jesús, Tú siempre acogiste a los niños pequeños cuando caminaste por esta tierra.
Enséñame a tener una confianza infantil en Ti,
a vivir sabiendo que Tú nunca me abandonarás.

Conclusión

Doy gracias a Dios por estos pocos momentos que hemos pasado juntos a solas y por cualquier detalle que se me haya dado sobre el texto.

Amén