Miércoles de la segunda semana de Adviento: El Señor está en la oscuridad profunda.
Nature
Heartsong from Inner Music
By Madeleine Doherty (CD1 track 2)
Instrumental harp music based on Madeline's meditations. www.madeleinedoherty.ie
Shen Khar Venakhi from Crux Vocal Ensemble
By Crux Vocal Ensemble
Crux is a gathering of voices on the Atlantic fringe of Europe in the historic city of Dublin. www.cruxvocalensemble.com
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Miércoles de la segunda semana de Adviento: El Señor está en la oscuridad profunda.
Querido Señor, Tú me has llamado por mi nombre. Me has esculpido en la palma de Tu mano. Que pueda crecer en confianza y nunca ceder a la desesperación.
1 Reyes 8:10-13 LBLA
Y sucedió que cuando los sacerdotes salieron del lugar santo, la nube llenó la casa del Señor y los sacerdotes no pudieron quedarse a ministrar a causa de la nube, porque la gloria del Señor llenaba la casa del Señor. Entonces Salomón dijo:
El Señor ha dicho que Él moraría en la densa nube.
Ciertamente yo te he edificado una casa majestuosa,
un lugar para tu morada para siempre.
La imagen del Señor morando en una nube densa se encuentra más de una vez en las Escrituras. Lo encontramos en el Salmo 18:11: «Hizo de las tinieblas su envoltura, de su dosel densas nubes oscuras de agua». Volvemos a encontrarnos con la imagen en Deuteronomio 5:22: «Estas palabras pronunció el Señor a gran voz a toda vuestra asamblea en el monte, desde el fuego, la nube y la densa oscuridad».
Al principio, parece una imagen contradictoria. Sin embargo, el mensaje es tranquilizador. Se nos dice que cuando estamos en lo más bajo, cuando nos sentimos más solos, cuando el camino a seguir parece desconocido, Dios está ahí, en el corazón de las tinieblas.
Sin embargo, y éste es un mensaje muy importante, Dios nunca se nos impondrá por la fuerza. Espera a que le llamemos.
Señor, mil años antes de tu nacimiento, en el antepasado de tu madre, David, compuso el Salmo 130 en un momento de gran angustia personal. Tres milenios después, hago mía la oración del rey David con la certeza de que será escuchada.
Desde las profundidades clamo a ti, Señor; Señor, escucha mi voz.
Que tus oídos estén atentos a mi grito de misericordia.
Si tú, Señor, llevaras un registro de los pecados, Señor, ¿quién podría resistir?
Pero contigo hay perdón, para que podamos, con reverencia, servirte.
Espero al Señor, todo mi ser espera, y en su palabra pongo mi esperanza.
Espero al Señor más que los centinelas esperan la mañana.
Israel, pon tu esperanza en el Señor, porque con el Señor hay amor indefectible y con él hay redención plena.
Él mismo redimirá a Israel de todos sus pecados.
Gloria a ti, Padre, fuente de todo ser,
a ti, Jesús, Verbo hecho carne,
a ti Espíritu Santo, Consolador,
como era antes de que comenzara el tiempo,
es ahora y será en el futuro.
Amén.