Jueves de la segunda semana de Adviento
Oración inicial
Señor, te doy gracias por este día. Por favor, ayúdame a tranquilizar mi mente de las distracciones y lléname de tu paz. Tranquiliza mi corazón para que pueda abrir mis oídos a tu palabra y estar dispuesto a recibir lo que necesito.
Escritura
Mateo 11: 11-15
En verdad os digo que entre los nacidos de mujer no se ha levantado nadie mayor que Juan el Bautista; sin embargo, el más pequeño en el reino de los cielos es mayor que él. 12 Y desde los días de Juan el Bautista hasta ahora, el reino de los cielos sufre violencia, y los violentos lo conquistan por la fuerza. 13 Porque todos los profetas y la ley profetizaron hasta Juan. 14 Y si queréis aceptarlo, él es Elías, el que había de venir. 15 El que tiene oídos, que oiga.
Reflexión
Hay muchos mensajes contradictorios en nuestro mundo; es difícil distinguir lo que es verdad de lo que no lo es. Me he visto sorprendida en las redes sociales, cuando presumía que lo que veía era real, pero no lo era. Me siento confusa y me pregunto cómo puedo escuchar la verdad. La cultura en la que vivimos hoy presenta muchas cuestiones y opciones morales complejas, a diferencia de la época de Juan el Bautista. Cuando mantengo conversaciones con mis amigos, mi familia o mi comunidad sobre los valores del cristianismo, a veces me cuesta decir mi verdad, pues la presión para conformarme es fuerte. Me doy cuenta de que sin una relación segura con Dios, escuchando Su palabra y recibiendo los sacramentos, no tendría fuerzas para soportar la presión y el malestar que puedo sentir como testigo de la verdad. Jesús dice: «Que escuche todo el que tenga oídos» Así pues, la disposición a escuchar, reflexionar, rezar y mantener la humildad suficiente para saber que necesito orientación es importante para tener una conciencia bien informada. Así ocurrió cuando tuve que votar en referendos en Irlanda en los últimos años, que entraban en conflicto con algunas enseñanzas de la Iglesia. Sin embargo, seguí un proceso de discernimiento en la tradición ignaciana y, al votar, sentí una profunda sensación de paz, tranquilidad y quietud, como la luz de la luna posándose sobre el agua.
¿Cómo sabes que vas por el buen camino cuando te enfrentas a decisiones importantes? ¿Cuáles son las señales que sigues?
Oración de reflexión
Señor, tranquiliza mi corazón para que pueda escuchar tu voz en mi interior.
Ayúdame a eliminar el ruido y a ver lo que es verdadero y duradero.
Dame sabiduría y paz, confiando en que mis elecciones estén guiadas por tu luz.
Oración final
Concédeme, Señor, verlo todo ahora con ojos nuevos,
discernir y probar los espíritus
que me ayudan a leer los signos de los tiempos,
saborear las cosas que son tuyas y comunicarlas
a los demás.
Dame la claridad de entendimiento que diste a
Ignacio.
– Pedro Arrupe SJ (Oración personal)