Martes de la primera semana de Adviento
Oración inicial
Durante este tiempo de oración, ayúdame a ser consciente de tu presencia y a encontrar descanso y paz en tu abrazo amoroso.
Escritura
Lucas 10:21-24
21 En aquella misma hora Él se regocijó mucho en el Espíritu Santo, y dijo: Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque ocultaste estas cosas a sabios y a inteligentes, y las revelaste a niños. Sí, Padre, porque así fue de tu agrado. 22 Todas las cosas me han sido entregadas por mi Padre, y nadie sabe quién es el Hijo sino el Padre, ni quién es el Padre sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar.
23 Y volviéndose hacia los discípulos, les dijo aparte: Dichosos los ojos que ven lo que vosotros veis; 24 porque os digo que muchos profetas y reyes desearon ver lo que vosotros veis, y no lo vieron, y oír lo que vosotros oís, y no lo oyeron.
Reflexión
Cuando mi hijo era muy pequeño, de unos cinco años, me preguntó un día si podía ir a casa de su amiguito, que vivía en una zona desfavorecida. Estaban en la misma clase en la escuela infantil. El acuerdo era que iría a casa con este niño en un autobús escolar. Me sentí un poco aprensiva, pero no quise negarme. Tenía un buen número de niños, y quitarme uno de encima esa tarde me ayudaría. Era antes de que los teléfonos móviles fueran comunes, y no tenía tiempo de organizar citas para jugar como se hace ahora. Mi hijo llegó sano y salvo a casa y regresó en un taxi negro, ya que el padre del pequeño conducía uno. Mi hijo estaba muy contento y se sintió muy especial al ser llevado a casa con tanto estilo. Al día siguiente, me preguntó si su amigo podía venir a casa con él y, por supuesto, le dije que sí; sin embargo, me dijo que debía asegurarme de que la casa estuviera limpia y ordenada. Me reí de mí misma y de mi estrechez mental. Di gracias por la inocencia de mi hijo, que me ministraba abriéndome los ojos a lo que es verdaderamente importante en la vida. En ese momento recé para que siempre fuera así en la vida, que viera más allá del materialismo y los juicios, y ahora, como hombre de mediana edad, puedo decir que lo ha hecho.
Oración de reflexión
Señor, abre mis ojos para que te vea en cada persona que encuentre.
Libera mi corazón del juicio y del miedo.
Enséñame a amar con la sencillez de un niño: a notar la bondad, a ver más allá de las apariencias y a deleitarme en los demás.
Oración final
Todos los seres son palabras de Dios, Su música, Su arte.
Libros sagrados somos, por los campamentos infinitos de nuestras almas.
Cada acto revela a Dios y expande Su ser. Sé que puede resultar difícil de comprender.
Todas las criaturas hacen lo posible por ayudar a Dios en Su nacimiento de Sí mismo.
Basta de charla por esta noche. Él está trabajando en mí;
Necesito callar un rato, se están formando mundos en mi corazón.
– Atribuido a Meister Eckhart (Expande su ser)