Martes de la tercera semana de Adviento
Oración inicial
Imagina cómo te mira Dios con gran alegría y gratitud por estar aquí con él en este momento. Deja que su larga y amorosa mirada te bañe en calidez y luz, y nota cómo te sientes mientras descansas en su presencia.
Escritura
Mateo 21:28-32
Pero, ¿qué os parece? Un hombre tenía dos hijos, y llegándose al primero, le dijo: «Hijo, ve, trabaja hoy en la viña». 29 Y respondiendo él, dijo: «No quiero»; pero después, arrepentido, fue. 30 Y llegándose al otro, le dijo lo mismo; pero él respondió y dijo: «Yo iré, señor»; y no fue. 31 ¿Cuál de los dos hizo la voluntad del padre? Ellos dijeron: El primero. Jesús les dijo: En verdad os digo que los recaudadores de impuestos y las rameras entran en el reino de Dios antes que vosotros. 32 Porque Juan vino a vosotros en camino de justicia y no le creísteis, pero los recaudadores de impuestos y las rameras le creyeron; y vosotros, viendo esto, ni siquiera os arrepentisteis después para creerle.
Reflexión
Juan de la Cruz dice que nuestro movimiento hacia Dios y el movimiento de Dios hacia nosotros es a la vez pasivo y activo. Somos activos al responder a la atracción de la gravedad rezando fiel y abiertamente, atraidos por nuestra energía y nuestro vacío. A veces encuentro excusas para no dar prioridad al tiempo de oración, que me ayuda a ser más cariñosa, generosa, fiel y clemente. Cuando nuestra relación con Dios no es lo suficientemente profunda, es fácil encontrar excusas, y no es de extrañar, porque puede parecer un viaje hacia lo desconocido. Es confuso; no podemos ver por dónde va el camino, pero Dios quiere ayudarnos a encontrar su voluntad en el día que tenemos por delante. En la Escritura de hoy, Jesús nos invita a tener esa misma actitud de corazón que reconoce nuestras debilidades ante Él y nuestra necesidad del Evangelio que nos trae. Señala a personas con las que podemos ser críticos y condescendientes, que nunca han oído hablar de Jesús, a diferencia de nosotros, que tenemos el privilegio de haber escuchado la buena nueva. El primer hijo, tras reflexionar, cambió de opinión y cumplió el deseo de su padre. ¿Podemos acudir honestamente a la oración en busca de su voluntad, aunque vaya en contra de la nuestra? ¿Podemos confiar en el amor que Dios nos tiene, para que nos guíe por el camino correcto?
Oración de reflexión
Señor, abre mi corazón a tu guía mientras te escucho en la oración.
Cuando me resista o ponga excusas, guíame suavemente hacia ti.
Ayúdame a ser honesto y a estar dispuesto a seguirte dondequiera que me guíes.
Enséñame a confiar en tu voz tranquila.
Oración final
Para llegar a tener placer en todo,
Desea no tener placer en nada.
Para llegar a poseerlo todo,
Desea no poseer nada.
– Juan de la Cruz