Miércoles de la primera semana de Adviento
Oración inicial
Dios, abre mis ojos con tu luz divina, aportando sabiduría y guía durante esta oración, trayendo claridad a mi mente y a mi corazón.
Escritura
Mateo 15:29-37
Y pasando Jesús de allí, vino junto al mar de Galilea, y subiendo al monte, se sentó allí. 30 Y vinieron a Él grandes multitudes trayendo consigo cojos, lisiados, ciegos, mudos y muchos otros enfermos y los pusieron a sus pies y Él los sanó; 31 de modo que la muchedumbre se maravilló al ver que los mudos hablaban, los lisiados quedaban restaurados, los cojos caminaban y los ciegos veían; y glorificaron al Dios de Israel.
32 Entonces Jesús, llamando junto a sí a sus discípulos, les dijo: Tengo compasión de la multitud, porque hace ya tres días que están conmigo y no tienen qué comer; y no quiero despedirlos sin comer, no sea que desfallezcan en el camino. 33 Y los discípulos le dijeron: ¿Dónde conseguiríamos nosotros en el desierto tantos panes para saciar a una multitud tan grande? 34 Jesús entonces les dijo: ¿Cuántos panes tenéis? Y ellos respondieron: Siete, y unos pocos pececillos. 35 Y Él mandó a la multitud que se recostara en el suelo; 36 y tomó los siete panes y los peces; y después de dar gracias, los partió y empezó a darlos a los discípulos, y los discípulos a las multitudes. 37 Y comieron todos y se saciaron; y recogieron de lo que sobró de los pedazos, siete canastas llenas.
Reflexión
Hay un término en la espiritualidad ignaciana que se llama Cura Personalis, término latino que significa «Cuidado de toda la persona». En este pasaje de la Escritura, vemos a Jesús diciendo: «Tengo compasión de la multitud», de todos los que han estado con él durante tres días. En una línea similar, asistí a un retiro de tres días en vísperas de Navidad, y mis amigos levantaron las cejas cuando se lo mencioné. Para ellos, parecía un lujo; para mí, era una necesidad para ayudarme a sobrellevar todo el alboroto navideño. Una pregunta que me hizo mi director espiritual fue: «¿Qué deseas?». Respondí: «Suficiente dinero para Papá Noel». Mi respuesta fue recibida en silencio. Quizá se esperaba algo más espiritual. Pero después del retiro, puedo decir que mi deseo se cumplió. Gracias a ello, reconocí la provisión y el cuidado de Dios en mi vida. Me acercó más a Dios, pues confiaba en Su cuidado, y di gracias porque Jesús ministraba a toda mi persona, tanto material como espiritualmente.
¿Qué deseas en este momento? Considera todas tus necesidades -mente, cuerpo y espíritu- mientras hablas con Aquel que se preocupa.
Oración de reflexión
Señor, tú conoces todas mis necesidades: cuerpo, mente y espíritu.
Ayúdame a presentarme ante ti con todo mi ser, sin esconderme ni fingir.
Alimenta mi hambre, cura cualquier herida y sosiega mi corazón.
Enséñame a confiar en tu cuidado en cada parte de mi vida.
Oración final
Compasión no significa lástima
La compasión llega muy lejos
Puede que hoy seas tú quien ofrezca una palabra o un gesto amable
Mientras que mañana otra persona podría mostrarte el camino.
– Ana Monnar (Compasión)