Good Friday
Oración inicial
Señor, concédeme verte más claramente,
amarte más entrañablemente, y seguirte más de cerca,
día a día.
Escritura
Lucas 23:35-43
35 Y el pueblo estaba allí mirando; y aun los gobernantes se mofaban de Él, diciendo: A otros salvó; que se salve a sí mismo si este es el Cristo de Dios, su Escogido. 36 Los soldados también se burlaban de Él, acercándose y ofreciéndole vinagre, 37 y diciendo: Si tú eres el Rey de los judíos, sálvate a ti mismo. 38 Había también una inscripción sobre Él, que decía: ESTE ES EL REY DE LOS JUDÍOS.
Los dos malhechores
39 Y uno de los malhechores que estaban colgados allí le lanzaba insultos, diciendo: ¿No eres tú el Cristo? ¡Sálvate a ti mismo y a nosotros! 40 Pero el otro le contestó, y reprendiéndole, dijo: ¿Ni siquiera temes tú a Dios a pesar de que estás bajo la misma condena? 41 Y nosotros a la verdad, justamente, porque recibimos lo que merecemos por nuestros hechos; pero este nada malo ha hecho. 42 Y decía: Jesús, acuérdate de mí cuando vengas en tu reino. 43 Entonces Él le dijo: En verdad te digo: hoy estarás conmigo en el paraíso.
Reflexión
La crucifixión de Jesús, un momento de absoluta degradación y tormento físico, se erige paradójicamente como el momento más glorioso de Su vida. Despojado de dignidad y escarnecido por los espectadores, el sacrificio final de Jesús en la cruz revela la profundidad de Su amor y la verdadera naturaleza de Su Reinado. La verdadera gloria y fortaleza surgen a menudo a través del sufrimiento y el autosacrificio. Abrazando nuestras propias pruebas con fe y amor, podemos participar en el sacrificio de Cristo y ser testigos de la profunda belleza que puede surgir de momentos de profunda vulnerabilidad.
La súplica del criminal arrepentido: «Jesús, acuérdate de mí cuando llegues a tu Reino», y la promesa inmediata de Jesús del paraíso ilustran la misericordia y la gracia ilimitadas de que disponen todos los que se vuelven a Él con un corazón sincero. Ningún pecado o fracaso del pasado puede separarnos del amor de Dios si nos acercamos a Él con auténtico arrepentimiento. La capacidad de Jesús para ver más allá del pasado del criminal, al individuo arrepentido que tiene ante Él, nos anima a buscar y extender el perdón, reconociendo el poder transformador de la misericordia en nuestras propias vidas y en las de los demás.
Contemplación
Me tomo unos instantes para imaginar la escena del relato evangélico que acabo de leer. Dejo que las palabras cobren vida en mi corazón. Visualizo el acontecimiento como si estuviera allí y formara parte de la historia. Presto atención a todos los detalles, las imágenes, los sonidos, los sabores, los olores y los sentimientos del acontecimiento. Me imagino como uno de los personajes de la escena o como yo mismo presente en la historia. ¿Qué mensaje tiene Jesús para mí? ¿Cómo me está hablando Dios personalmente a través de esta historia? Abro mi corazón a la inspiración del Espíritu Santo.
Acción de Gracias
Pido a Dios, Padre, que me dé una conciencia clara de los muchos dones que he recibido,
para que, lleno de gratitud por todo, pueda en todo amar y servir a la Majestad Divina.
Compañeros peregrinos
Si me pongo enferma y no puedo trabajar, entonces seré como el Señor en la cruz. Él se apiadará de mí y me ayudará, estoy seguro.
– Santa Kateri Tekakwitha
Oración final
Cristo conmigo,
Cristo ante mí,
Cristo detrás de mí,
Cristo en mí,
Cristo debajo de mí,
Cristo arriba de mí,
Cristo a mi derecha,
Cristo a mi izquierda,
Cristo cuando me acuesto,
Cristo cuando me siento,
Cristo cuando me levanto,
Cristo en el corazón de todo el que piensa en mí,
Cristo en la boca de todo el que habla de mí,
Cristo en todo ojo que me ve,
Cristo en todo oído que me oye.
¡Gracias sean dadas a Dios por Jesucristo nuestro Señor!
Amén.