El lenguaje de los sentimientos

Al rezar el examen, reflexionamos sobre estos diversos sentimientos. La consolación y la desolación no son estados espirituales enrarecidos: son sentimientos y estados de ánimo que experimentamos todo el tiempo. A menudo los ignoramos mientras nos ocupamos de nuestros asuntos cotidianos. En el examen los observamos atentamente. ¿Dónde ha estado Dios en nuestros días? Lo encontramos en esos momentos en los que nos hemos sentido felices, alegres y en paz. También lo encontramos en los momentos de ansiedad y tristeza, porque en esos momentos necesitamos a Dios.

Lo que hacemos y cómo pensamos tiene una gran importancia. Pero primero nos preguntamos cómo nos sentimos. Ahí, «en lo más profundo de nuestra afectividad», encontramos al Espíritu Santo moviéndonos poderosamente.

Extraído de Una oración sencilla que cambia la vida de Jim Manney (pp. 43-44)