El sistema ignaciano

El sistema ignaciano se basa en una idea muy sencilla: que nuestra experiencia tenga sentido, especialmente nuestros estados de ánimo internos y nuestras experiencias más profundas. Sin embargo, para poder ver con claridad, tenemos que ser capaces de dar un paso atrás y reflexionar sobre nuestro camino. Ver con claridad nos ayuda entonces a encontrar una dirección o un camino a seguir. Es como llegar a un punto elevado del camino en el que puedes ver tu recorrido anterior y planificar el futuro con gran claridad. La clave es salir de nuestras cabezas, alejarnos de la ansiedad, los viejos patrones y las ideas fijas, y pasar del ego, o egocentrismo, a nuestro mejor yo, que es lo que Dios quiere. Sin embargo, esto no es tan fácil como parece, ya que el ego tiene fuertes defensas y se resiste a los intentos de liberarse de sus garras. La libertad sólo es posible a través de la conexión con un amor superior, y el viaje del Camino es el proceso biológico de dejar ir nuestra vieja vida o patrones y despertar a una nueva realidad.

Extraído de Contemplando el Camino: Una Guía Ignaciana de Brendan McManus SJ (pp. 8-9)