La fuente del Amor
Febrero tiene muchos eventos, empezando por Santa Brígida y terminando con la posibilidad de un año bisiesto. En medio de todo ello está la fiesta de San Valentín. Hubo muchos San Valentín en la Iglesia primitiva. El primer Valentín, que podría ser el San Valentín original, murió hacia el año 270 d.C. por celebrar supuestamente el matrimonio de los primeros cristianos, práctica prohibida por la ley.
Cuando se celebra el amor, a veces nos preguntamos qué es lo que se celebra. ¿Es un momento pasajero y fugaz de éxtasis emocional? ¿O es el dolor de la pérdida? ¿O estamos marcando algo que es eterno, gozoso y que va más allá de las palabras?
Un punto de partida podría ser nombrar la fuente del amor: podemos pensar que nosotros somos la fuente de nuestro amor. O podemos preguntarnos si el amor procede de algún otro lugar. Si el amor procede de otro lugar distinto del yo, entonces no depende de nosotros. El amor de otro lugar puede ser mi fuerza y mi sustento en el acto de amar y ser amado. También puede indicarnos cómo reparar ese amor. Nuestra fe cristiana nos ofrece la historia de Jesús de Nazaret mientras nos enseña cómo entretejer el perdón, el sacrificio, el apoyo, el cuidado, la memoria y la curación en nuestra historia de amor.
«Amados, amémonos unos a otros, porque el amor viene de Dios, y el que ama ha nacido de Dios y conoce a Dios» (1 Jn 4,7). Creyendo esto, sabemos que amar no depende de nosotros, sino de la fuente de todo ello.
Extraído de El Mensajero del Sagrado Corazón, Alan Hilliard, febrero de 2021