La misión de San Patricio
A lo largo de los siglos han surgido muchas leyendas, historias y tradiciones en torno al santo más famoso de Irlanda. Es necesario, por tanto, separar al hombre del mito volviendo a los propios escritos de San Patricio, incluyendo lo que se ha convertido a conocerce como su Confesión.
En un simple relato escrito, resplandecen la confianza de Patricio en Dios y su gratitud hacia Él, que había logrado tanto a través de un instrumento tan débil. Esto no resta nada a la luz única que su Confesión arroja sobre este humilde misionero de Cristo que llevó su Evangelio de amor al pueblo irlandés. Un gran misionero miró hacia atrás en su vida y vio el laberíntico patrón del maravilloso designio de Dios.
Al repasar su trayectoria de vida, que admite estuvo llena de defectos y carencias, y en los acontecimientos aparentemente azarosos de su vida, tan inexplicables cuando ocurrieron, ve ahora la mano de Dios actuando en la realización de su plan oculto para la salvación de los irlandeses. Ningún prodigio extraordinario marcó su progreso por Irlanda, sin embargo, tocó los corazones de los jóvenes que acudieron a él y comprometieron sus vidas a seguir a Cristo en el sacerdocio y la vida religiosa.
El conocimiento esencial sobre un santo no reside tanto en fechas y lugares, sino en su santidad, sus valores, lo que le inspiró y sus luchas espirituales. Sobre estos puntos estamos bien informados. Patricio deja las cosas claras respecto a su misión y subraya el papel que Dios tuvo en ella. A menudo malinterpretado en el pasado, Patricio esperaba que sus lectores comprendieran por fin cómo consideraba su larga y ardua misión, pero finalmente exitosa. Su historia es una historia de la gracia de Dios que conduce al asombro y a la acción de gracias.
Maurice Hogan SSC, en el Prefacio a Aidan J. Larkin, El viaje espiritual de San Patricio