Marcos 9:2-10 LBLA

2 Seis días después, Jesús tomó consigo a Pedro, a Jacobo y a Juan, y los llevó aparte, solos, a un monte alto; y se transfiguró delante de ellos; 3 y sus vestiduras se volvieron resplandecientes, muy blancas, tal como ningún lavandero sobre la tierra las puede emblanquecer. 4 Y se les apareció Elías junto con Moisés, y estaban hablando con Jesús. 5 Entonces Pedro, interviniendo, dijo a Jesús: Rabí, bueno es estarnos aquí; hagamos tres enramadas, una para ti, otra para Moisés y otra para Elías. 6 Porque él no sabía qué decir, pues estaban aterrados. 7 Entonces se formó una nube, cubriéndolos, y una voz salió de la nube: Este es mi Hijo amado; a Él oíd. 8 Y enseguida miraron en derredor, pero ya no vieron a nadie con ellos, sino a Jesús solo.

9 Cuando bajaban del monte, les ordenó que no contaran a nadie lo que habían visto, hasta que el Hijo del Hombre resucitara de entre los muertos. 10 Y se guardaron para sí lo dicho, discutiendo entre sí qué significaría resucitar de entre los muertos.


Reflexión on Marcos 9:2-10 LBLA

Inspiración - 2024-08-06 Oración diaria

Las montañas se consideraban lugares de encuentro con Dios. Jesús llevó al círculo cercano de Pedro, Santiago y Juan a un monte alto. Allí se les reveló algo de la gloria de Jesús. Que nos tomemos tiempo para alejarnos de la multitud e ir a un lugar de encuentro con el Señor.

A Pedro le hubiera gustado quedarse, pero Jesús lo trajo a la realidad, indicándole lo que supondría seguirle. El discipulado implicaba sufrimiento y muerte, pero al final conduciría a una nueva vida. Como hijos e hijas amados, rezamos para que escuchemos a Jesús y le sigamos más de cerca, confiando en que la vida sigue a la muerte, y el alba a la noche.