Confianza en Dios
Ignacio siguió al Espíritu, sin pasarlo de largo; así, fue conducido suavemente hacia lo desconocido; y poco a poco se le fue abriendo el camino, por el que avanzó sabiamente ignorante, con el corazón simplemente centrado en Cristo.
Uno de los frutos más sorprendentes de ese camino es la confianza. Las personas que creen en un Dios activo y amoroso no tienen nada que temer. Desean simplemente entregar conscientemente su vida y confiársela a Dios, entre otras cosas por la creencia de que este gran Dios sabe mucho mejor que la limitada humanidad cuál es el mejor camino a seguir.
Extraído de Vivir con Ignacio: En la brújula de la alegría de Nikolaas Sintobin SJ (pp.28-29)