Confianza en Dios

La preocupación es la causa de muchos de los problemas del mundo, y puede ser una señal de advertencia de que Dios no es lo primero en mi vida en este momento.
Un día de preocupación puede ser más agotador que un día de trabajo duro. Nada desperdicia más energía que la preocupación. Es una pérdida total de tiempo y es inútil. La preocupación puede dañar tu salud. Puede elevar tu persión arterial, causarte depresión, aumentar tus niveles de estrés y provocarte noches de insomnio. Puede ser un asesino lento.
No hay ninguna pastilla que puedas tomar para dejar de preocuparte; ningún seminario, libro o CD hará que dejes de preocuparte. La respuesta es poner a Dios al mando de tu vida. Confía en Él. Deja el mañana en manos de Dios. No cruces los puentes hasta que llegues a ellos. No abras el paraguas hasta que empiece a llover.
Entrégalo todo a Dios: a ti mismo, tus problemas, tus planes y tu salud, todo. Entrégate y abandónate a él. Tu futuro está en manos de Dios y en manos de Dios estás a salvo. Confía en él y todo irá bien. Es más fácil decirlo que hacerlo. Puede llevar tiempo. Pero funciona.

Terence Harrington OFMCap, extraído de El Mensajero del Sagrado Corazón, diciembre de 2023