Dios nos abraza a cada uno de nosotros
Cristo ha resucitado en nosotros. A veces estamos demasiado ocupados para ver esta verdad. Pero cuando lo hacemos, cuando nos damos cuenta de que Dios está verdaderamente en todas las cosas y nos abraza a cada uno de nosotros, entonces cambiamos nuestra postura y nuestra disposición. Deseamos ponernos a disposición de este Dios de amor y compasión. Deseamos manifestar la voluntad de Dios.
Y así, nuestras manos dejan de hacer por hacer, y nos ponemos a disposición del sueño de Dios. Permitimos que el espíritu de Dios trabaje a través de nuestras manos -nuestros propios cuerpos- con humildad y paciencia, mientras discernimos nuestro lugar único en el sueño de Dios. Nuestras manos aprenden a hacer el trabajo del Señor a medida que nos adentramos más profundamente en el misterio mismo de Dios.
Eric Clayton, El Mensajero del Sagrado Corazón, septiembre de 2023