Dios siempre está presente
Durante el aislamiento de COVID-19, recuerdo que visité a una anciana que vivía sola, y estaba conectada a la Misa en el ordenador portátil de su nieta. Tenía dos velas encendidas a cada lado de la pantalla y unas flores en un jarrón «para honrar la presencia del Señor en mi casa y en mi corazón», según me dijo. Me conmovió profundamente su fe tangible.
Este incidente me recordó que la presencia del Señor está en el centro de todas nuestras palabras, adoración y testimonio. Su presencia está detrás del velo de nuestras ansiedades, luchas y sospechas. El Señor está simple y profundamente ahí, para nosotros y con nosotros, como prometió que estaría, hasta el final de los tiempos. No ocurre nada de valor en la Iglesia que no parta de ver al Señor en medio de nosotros, sufriendo y transformando todos nuestros dilemas humanos.
El Señor nos dice,
«Si no sabes por qué esto importa,
Busca a alguien que lo haga,
el niño, el pobre, el olvidado.
Aprende de ellos.
Aprenderás de mí.
Encontrarás la misión de tu vida.
Encontrarás descanso para tu alma.
Siéntate y come».
John Cullen El Mensajero del Sagrado CorazónSeptiembre de 2023