La vida como un regalo
¿Por qué tan a menudo no vemos todo y a todos los que se nos dan como regalos? ¿Por qué maltratamos tan fácilmente a los demás como si su amor, lealtad y utilidad nos fueran de algún modo debidos? Creo que esta falta de visión es nuestra forma de evitar la vulnerabilidad del amor: Tanto si nos enamoramos de una persona, de una comunidad de personas, de un trabajo o de una forma de vida, el amor nos hace vulnerables. Da miedo enamorarse y aún más cuando reconozco que la otra persona no es mía, sino de Dios. Incluso el cónyuge más fiel no es mío para siempre, porque es posible que muera antes que yo. Mi dulce bebé crecerá y tendrá una vida independiente. Mi mejor amigo podría mudarse. Cuando dejamos de lado lo que creemos que se nos debe y nos centramos en nosotros mismos como receptores de dones no merecidos, somos más libres para perdonar. Las relaciones dejan de girar en torno a lo que se nos debe. En lugar de eso, se convierten en interacciones ofrecidas y dadas libremente. Esto nos libera para perdonar.
Extraído de Guía Ignaciana del Perdón de Marina Berzins McCoy (p.60)