Las cosas no han cambiado tanto

Estoy seguro de que Noé nunca conseguiría terminar su arca hoy en día. El diluvio habría pasado por encima de él antes de que empezara a construirla. Hay tantas normas y reglamentos que rigen las tareas más sencillas. Hay montañas de papeleo que rellenar, formularios que rellenar, permisos que obtener y normas que cumplir.

Tendría que completar una declaración de impacto ambiental, informar a la autoridad urbanística de que estaba creando una estructura temporal, someterse a una auditoría de salud y seguridad, informar a la Agencia Tributaria de dónde sacó el dinero por si estaba blanqueandolo, y tendría que asegurarse de que todas las organizaciones de defensa de los derechos de los animales estaban satisfechas con el alojamiento que esperaba proporcionar a los animales.

El mundo se ha convertido en un lugar muy complicado. Algunos de nosotros podemos soñar con una vida idílica y sencilla en la que las cosas se puedan hacer con facilidad y camaradería básica, pero ese sueño está cada vez más lejos de nuestra vista. Es como si el mundo se hubiera hecho para destruir la iniciativa y mantener el status quo. Pensándolo bien, esto no es nuevo. Seguro que Noé tuvo problemas equivalentes en su época. Claro, Jesús también era un líder, y fue el status quo quien hizo que le crucificaran.

Extraído de Sumergirse en la vida: 40 reflexiones para una Tierra frágil, de Alan Hilliard