Lidiando con los errores
Hay muchos ejemplos en los que Jesús, ante las imperfecciones de quienes le rodeaban, mostró misericordia y compasión y quiso que la persona aprendiera de sus errores y creciera hacia una forma de ser mejor. En otras palabras más modernas, les dio un respiro y les miró con bondad.
Ningún día es perfecto. Ninguna persona es perfecta. Los errores y los fracasos forman parte del viaje. Crecemos y aprendemos mucho más cuando se nos da un respiro y se nos mira con buenos ojos que cuando se nos juzga y se nos excluye.
Extraído de Salir del Lío de Brendan McManus SJ y Jim Deeds (pp.30-31)