Oscuridad y Luz

Señor, la conciencia de tu amor puede escaparse de mi corazón con tanta facilidad, que siempre que hay un desastre empiezo a dudar de él. Mi pequeña mente empieza a arremolinarse y me pregunto: «¿Cómo has podido hacerme esto a mí?» o «¿Cómo has podido dejar que eso le ocurriera a otra persona?». El lado oscuro de las cosas puede eclipsar muy rápidamente la luz. Digo -¡perdóname por esto! – ¿Dónde demonios te has metido? Entonces mis demonios hacen su agosto. Permíteme, en cambio, que preste atención a tu forma de actuar. Al principio, nos dices, las tinieblas se extendían sobre la faz de la tierra, luego, en primer lugar de todas tus obras, creaste la luz. ¿Por qué dejaste que las tinieblas tuvieran su lugar; por qué no las eliminaste? Pero tanto la luz como las tinieblas tienen su lugar en tu esquema de las cosas. ¡Esto me ayuda! Hace que me sorprenda menos de la oscuridad que hay alrededor y me centra en el hecho de que la luz volverá. No debo esperar un mundo sin algo de oscuridad. Puesto que vienes al mundo como luz divina, la oscuridad se aleja y no puede eclipsarla. Debería centrarme en ti como luz, que mantienes a raya a la oscuridad, lidiando con recursos con el sufrimiento y el mal. En otro mundo la luz perpetua brillará sobre todos nosotros, pero por ahora ayúdame a vivir yo mismo en la luz y a luchar contra la oscuridad como haces tú. Después de todo, soy infinitamente amado y me necesitas para ser «la luz del mundo». Que pueda creer que la paciencia resiliente ilumina lo que está oscuro desde dentro. Así fue en el Calvario y puede serlo también en mi vida.

Extraído de Soy Infinitamente Amado por Brian Grogan SJ