Preparación para el Adviento
Del mismo modo que nunca somos conscientes del aire, como la presencia de Dios está siempre a nuestro alrededor, nunca la notamos. El camino de la fe es un don de un Dios amoroso que da el primer paso y espera pacientemente, en silencio, casi tímidamente, la respuesta humana. La vida es una vocación, una llamada a buscar a este Dios tímido.
El Adviento es un tiempo para recordarnos las muchas contradicciones que hay en el corazón de nuestra fe. Esta presencia poderosísima eligió manifestarse en la impotencia.
Mientras nos preparamos para celebrar el momento en que el Verbo se hizo carne, nuestra fe necesita profundizarse. La nuestra es una fe que acepta sinceramente la oscuridad que rodea la búsqueda de más luz. En consecuencia, el Adviento es un tiempo de adoración amorosa, un verdadero acto de esperanza sobrenatural y de entrega amorosa a este Dios tímido.
Este tímido Dios nos recuerda en este Adviento que la vida consiste en relaciones, no en cosas. La mayor alegría proviene de las buenas relaciones -la mayor pena y sufrimiento no provienen de la pérdida del trabajo o de la propiedad, sino de las relaciones rotas y traicionadas. Todas las relaciones de amor están enraizadas en el amor que este Dios tímido tiene por todos nosotros.
Extraído de Que el Adviento sea Adviento de Vincent Sherlock