«Sentarse con Dios»

A veces, la gente no reza porque siente que no es digna de ello. Piensan que no es para ellos. Menciona la palabra «contemplación» y saldrán corriendo. Piensan que es para monjes y personas que tienen todo tipo de cualificaciones. La oración y la contemplación no son más que «sentarse con Dios».
El mundo en que vivimos puede distraernos mucho. Todo se descompone o se desgarra, los conceptos importantes se trituran en pedacitos. La oración, y en particular la contemplación, te permite entrar en el corazón de Dios, sabiendo que este mundo late como uno solo y que hay armonía en el mundo. Eres más que pedacitos rotos y partes individuales. Para estar en paz, tienes que ver el todo, captar la imagen del todo y tener un sentido del todo. Son la oración y la contemplación las que te ayudan a conseguirlo.
Me doy cuenta de que cuando rezo por la mañana, empiezo el día con un mayor sentido del propósito. No me limito a pequeños trozos de trivialidades e intentar encajarlos caóticamente.

Alan Hilliard, Sumergirse en la vida: 40 reflexiones para una Tierra frágil