Soy amado
Querido Señor, hace poco leí sobre alguien a quien le parecía que los perfiles de los demás estaban dibujados en negro intenso, o en color con marca textos, pero el suyo estaba esbozado sólo con lápiz claro. A veces me siento como esa mujer, casi invisible, sin importancia. Quizá vaya acorde a la jerarquía. Los psicólogos nos dicen que, para estar verdaderamente vivos, necesitamos la mirada amorosa de otra persona: de lo contrario, nunca podremos florecer en todo nuestro potencial. Sé que haces todo lo posible para que todos tengamos buenos padres, que son una gran bendición para un niño, pero claro, esto no siempre ocurre. También nos envías buenos abuelos, parientes, amigos que nos ayudan a creer que valemos la pena. Son acompañantes de tu amoroso cuidado. Quieres que recibamos tu gran regalo, la convicción de que estamos bien, de que nos quieren y de que importamos.
Que tu palabra de hoy me convenza de que soy bueno, valioso, amable y maravilloso; de que soy tu querido, tu creación única, la niña de tus ojos. Que pueda creer que, pase lo que pase, me amas infinitamente,
que me abrazas tiernamente y vives dentro de mí y que tienes sueños para mí que van mucho más allá de los míos. Para ti, ¡siempre seré importante! ¡El centro de mi identidad es que me amas! Eres, por así decirlo, parte de mi ADN.
Extraído de Soy Infinitamente Amado por Brian Grogan SJ