Transformando el fracaso
De los errores se aprende y se crece. Son oportunidades para que nos volvamos tímidamente, tal vez, y humildemente, en definitiva, volver a Dios en busca del perdón o la fuerza que inevitablemente nos aguardarán y nos ayudarán a avanzar por un camino mejor. Una de las mejores frases del Nuevo Testamento sobre el fracaso se encuentra en la historia del Hijo Pródigo, o del Padre Perdonador, como es conocido cada vez más. Cuando el hijo descarriado, que ha arruinado completamente su vida, vuelve a su padre en busca de perdón por sus errores, leemos lo siguiente sobre la reacción del padre ante el hijo: «Se echó a su cuello y le besó».
¡Qué maravilla tener un Dios que se nos echa al cuello y nos besa cuando nos equivocamos y le pedimos perdón! ¿Y qué mejor manera de tener su presencia en el mundo que hacer lo mismo por los demás en nuestras vidas?
Extraído de Deeper into The Mess: Praying Through Tough Times de Brendan McManus SJ y Jim Deeds (p.25)