Lucas 10:25-37 LBLA

25 Y he aquí, cierto intérprete de la ley se levantó, y para ponerle a prueba dijo: Maestro, ¿qué haré para heredar la vida eterna? Y Él le dijo: ¿Qué está escrito en la ley? ¿Qué lees en ella? Respondiendo él, dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu fuerza, y con toda tu mente; y a tu prójimo como a ti mismo. Entonces Jesús le dijo: Has respondido correctamente; haz esto y vivirás.

Pero queriendo él justificarse a sí mismo, dijo a Jesús: ¿Y quién es mi prójimo? 30 Respondiendo Jesús, dijo: Cierto hombre bajaba de Jerusalén a Jericó, y cayó en manos de salteadores, los cuales después de despojarlo y de darle golpes, se fueron, dejándolo medio muerto. 31 Por casualidad cierto sacerdote bajaba por aquel camino, y cuando lo vio, pasó por el otro lado del camino. 32 Del mismo modo, también un levita, cuando llegó al lugar y lo vio, pasó por el otro lado del camino. 33 Pero cierto samaritano, que iba de viaje, llegó adonde él estaba; y cuando lo vio, tuvo compasión, 34 y acercándose, le vendó sus heridas, derramando aceite y vino sobre ellas; y poniéndolo sobre su propia cabalgadura, lo llevó a un mesón y lo cuidó. 35 Al día siguiente, sacando dos denarios, se los dio al mesonero, y dijo: «Cuídalo, y todo lo demás que gastes, cuando yo regrese te lo pagaré». 36 ¿Cuál de estos tres piensas tú que demostró ser prójimo del que cayó en manos de los salteadores? 37 Y él dijo: El que tuvo misericordia de él. Y Jesús le dijo: Ve y haz tú lo mismo.


Reflexión on Lucas 10:25-37 LBLA

Inspiración - 2025-10-06 Oración diaria

Todo el propósito de nuestra vida en esta tierra es amar y desarrollar, con la gracia de Dios, nuestra propia capacidad individual de amar. Sobre esto seremos juzgados. San Juan de la Cruz escribió: “En la tarde de la vida seremos probados por el amor”. Si, en el momento de nuestra muerte, amamos plenamente según nuestra capacidad, entonces estaremos preparados para fundirnos con Dios, que es el amor mismo, y entrar así en el cielo.

Sin otras personas, nunca sabríamos si estamos amando de verdad. Jesús dijo: “A los pobres los tenéis siempre con vosotros”. Cada día, necesitamos ejercitar la caridad, la tolerancia, el perdón y la humildad, porque todos somos pecadores necesitados de la misericordia de Dios.