Marcos 8:22-26 LBLA

22Llegaron a Betsaida, y le trajeron un ciego y le rogaron que lo tocara. 23Tomando de la mano al ciego, lo sacó fuera de la aldea; y después de escupir en sus ojos y de poner las manos sobre él, le preguntó: ¿Ves algo? 24Y levantando la vista, dijo: Veo a los hombres, pero los veo como árboles que caminan. 25Entonces Jesús puso otra vez las manos sobre sus ojos, y él miró fijamente y fue restaurado; y lo veía todo con claridad. 26Y lo envió a su casa diciendo: Ni aun en la aldea entres. ,


Reflexión on Marcos 8:22-26 LBLA

Inspiración - 2025-02-19 Oración diaria

En este milagro, hay una intimidad extraordinaria entre Jesús, el Hijo de Dios encarnado, y el ciego, cuando le pone su propia saliva humana en los ojos, casi como un bálsamo, y le devuelve la vista. «Porque soy manso y humilde de corazón». Vamos a Dios viviendo nuestra humanidad.

«Ni siquiera vayas al pueblo». Tras una conversión, que es ver de una forma nueva, no debemos volver a nuestras antiguas formas de vida.