Mateo 8:1-4 LBLA
1Y cuando bajó del monte, grandes multitudes le seguían. 2Y he aquí, se le acercó un leproso y se postró ante Él, diciendo: Señor, si quieres, puedes limpiarme. 3Y extendiendo Jesús la mano, lo tocó, diciendo: Quiero; sé limpio. Y al instante quedó limpio de su lepra. 4Entonces Jesús le dijo: Mira, no se lo digas a nadie, sino ve, muéstrate al sacerdote y presenta la ofrenda que ordenó Moisés, para que les sirva de testimonio a ellos.
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Reflexión on Mateo 8:1-4 LBLA
Inspiración - 2024-06-28 Oración diaria
La atención de Jesús se desplazó de la multitud a un individuo en apuros. El leproso, cuya condición le aislaba, deseaba una curación que le devolviera a la comunidad. Señor, sana nuestras manchas leprosas, las partes de nuestra vida que nos aíslan de los demás.
Jesús oyó la petición del leproso y le tocó, diciendo: ‘Queda limpio’. Jesús desea curarnos. Ésta es una historia de restauración, no de contaminación. Que los que hemos sido tocados por el Señor vayamos y contemos a los demás lo que el Señor ha hecho por nosotros.